sábado, 26 de julio de 2008

Para hacer feliz al Hombre

Piensa pues, amigo, en tu ocasional zozobra, que,
solo aquel que mira la luna con ojos de poeta,
puede disfrutar, al contemplar su argentina belleza
proyectada
en el reflejo que su cara,
triste y redonda,
deja caer en el lago, a veces nocturno, de la vida.

Hacen falta:
conocimiento,
capacidad de riesgo e ideas,
para orientase hacia un destino que merezca la pena de ser vivido.
Objetivos para saber a donde vamos.
Memoria para saber de donde venimos.
Sueños, que alumbren,
con la luz de la fe del ateo responsable,
el camino en las derrotas.
Amigos que nos presten su hombro,
su pan y su vino, su calor y
su sabiduría,
para recuperarnos de la fatiga del camino.
Personas, en fin,
que nos dejen,
cuando lo necesitamos,
su mapa y su linterna,
para mejor orientarnos en esos momentos
en que la vida nos halle rotos y extraviados...

Créeme:
solo aquel que goza del placer de soñar un mundo nuevo,
en el que desearía vivir con los suyos,
puede recorrer el camino que le ha de llevar a él.
Carece de importancia si nunca alcanzará la meta:
podrá vivir como si ya hubiese llegado,
desde el primer paso que de por el camino de su sueño.

Piensa, por otro lado,
que pocas cosas tienen mejor sabor en la mente del Hombre,
que hacer un plan de vida y
controlar en que le cambia para seguir vivo,
y disfrutando de vivir.

Mikel Orrantia Diez
(Navidad Dic. 2006)

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