domingo, 26 de junio de 2011

Comentario critico de la película: CAZA A LA ESPÍA (Fair Game)


CAZA A LA ESPÍA (Fair Game)
DESDE MEGAUPLOAD en dos partes:
DESDE FILESERVE en una parte:  http://fileserve.com/file/t8YGDAY

Comentario de Mikel Orrantia (Forua, 26-06-2011):

Acabo de ver por segunda vez en los últimos meses, desde el sillón preferido de la sala de estar de mi casa, la película CAZA A LA ESPIA (Fair Game). No es la única que relata dramatizado el esperpento terrible y sangriento de la segunda guerra de las potencias occidentales contra Irak y la invasión consecuente protagonizada por el inefable Bush II y su equipo de asesores en el gobierno de los EE.UU. de Norteamérica. Me ha impresionado igual que la primera vez, hasta he maldecido unas cuantas veces como entonces por la bobería inmensa que nos invade a los occidentales ricos-pobres que nos dejamos guiar por una manipulada percepción de las cosas vistas con absoluta superficialidad aunque dando la imagen de que sabemos de que van los asuntos cuando hablamos y discutimos de ellos en cuadrilla.

Doug Liman, el Director de esta película, se destapó en el oficio con El caso Bourne (2002), donde realizó una estupenda película de espías; después hizo un producto comercial de acción, Sr. y Sra. Smith (2007), que a pesar de la pareja de la cabecera del cartel no tenía la misma calidad y ahora insiste y logra una excelente factura narrativa en el campo del espionaje con Caza a la espía (2010).

En esta ocasión la película está basada en dos obras literarias, “The politics of truth”, de Joseph Wilson, y “Fair game”, de Valerie Plame, cuyos autores son los verdaderos protagonistas de este suceso real que conmocionó a la opinión pública norteamericana. Y que tuvo sus resonancias internacionales. http://www.criticalia.com/pelicula/caza-a-la-espia/2387
La película tiene precisamente una de sus mejores escenas de denuncia en una reunión de amigos en casa de uno de ellos en la cual los protagonistas, él embajador y experto en países africanos, ella agente encubierta de la CIA para operaciones de control de armamento nuclear y potenciales riesgos para los USA, ambos tienen que soportar a un amigo impenitentemente bocazas que se da por sabedor de esto y aquello nutriéndose culturalmente (si se puede decir así) de fuentes de información totalmente controladas y manipuladas por los poderes de dominio que rigen el mundo, los EE.UU y nuestras rinconeras vidas de sufridos demócratas de este rincón del mundo: ¡es tan común que probablemente pase desapercibida…!
Me llama siempre la atención la capacidad de los intelectuales y cineastas en particular norteamericanos, de poner en evidencia las carencias y practicas mas elocuentemente antidemocráticas de las élites que dirigen (¿…?) gobiernan su país. El Sistema Judicial, la Religión y el Dominio de masas, la Casa Blanca, el sistema de Defensa y el Ejercito, el Sistema Mediático y la manipulación, la Educación, la Esclavitud y discriminación y otros asuntos han sido y son el blanco de guiones y películas famosas unas y no tanto otras, algunas muy logradas desde el punto de vista narrativo y visual. (Leer, entre otros el ilustrativo articulo Intención y significados, por Neifert, Agustín: http://www.revistacriterio.com.ar/cultura/intencion-y-significados/).
Claro que justo al lado y apabullantemente mas abundante, Holliwood produce como industria cultural películas que responden a intereses puros de marketing y obtención de beneficios y control cultural de masas, en la buena lógica del sistema capitalista pasan a controlar industrias de la comunicación mediáticas y con ello, en palabras de Neifert Agustín antes citado, “…el cine corre el riesgo de acentuar su tendencia a mimetizarse en la cultura de la superficialidad, que está convenciendo a la gente de que la vida y la realidad también son así….”. Lo hace, vuelvo a citarle, “…con productos destinados a una franja de espectadores que supone mayoritaria, comprendida entre los 16 y 25 años. Es decir, los nuevos hijos de la televisión. (…) “A muchos de ellos no les interesa el cine, sino sólo como mero entretenimiento. Consecuentemente, ese cine se infantilizó y sustentó sus bazas expresivas sobre trivialidades, abundancia de efectos especiales y una estética de discoteca plagada de agresivos procedimientos de luminotecnia y estruendos sonoros.” (…) “La masificación de los gustos es un recurso para manejar mejor los mercados.”
Hay muchas mas películas de la factoría holliwoodiense del tipo de la que hoy relatamos, de ‘denuncia’, que no por ello, ni mucho menos, renuncian al logro de beneficios económicos e influencia social… 
Recuerdo la que se considera una obra maestra: LOS TRES DIAS DEL CONDOR (novela original de James Grady que tituló "Los Seis Días del Cóndor", y que no he tenido el placer de leer), con un magnifico Robert Redford - http://www.canaltcm.com/gente/robert-redford- de protagonista, que trascurridas varias décadas conserva una inusitada frescura de mensaje. 
Por no mencionar las de estos últimos años que abundan en la manipulación mediática de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, origen falsificado y razón de la invasión y la guerra que además de llevarse al dictador Sadan por delante, benditos sean por ello, se ha cargado a decenas de miles de irakies, la cultura y la economía de un país, ya azotado por el aislamiento preconizado y controlado por los USA, y de cual nadie llevará a los responsables a ser juzgados por el Tribunal Internacional de Justicia…. O por otro que ponga en evidencia las mentiras y engaños y manipulación de la verdad y la realidad que produjeron desde el poder los gobiernos de EE.UU., Rino Unido y España –Aznar-, entre otros…
Lo mejor de esta película “CAZA A LA ESPIA” que nos ocupa esta en su base sencilla, casi hogareña: una historia familiar de un embajador jubilado (Sean Penn) y una agente encubierta de la CIA (Naomi Watts ) que se ven implicados en los tejemanejes del Gobierno, a la sazón derechista, de los USA, para convencer a su opinión pública y a la mundial de que en el Irak de Sadan, estaba dotándose de recursos y tenían en marcha la fabricación de armas de destrucción masiva: Una amenaza para todos los demócratas y los ciudadanos del mundo libre y los USA, claro...
El embajador se ve implicado a su pesar por un informe en el asunto que es utilizado a contrasentido de lo que el dedujo en sus investigaciones in situ y al poner en evidencia la falsedad y manipulación, se desata una tormenta perfecta de manipulación mediática y administrativa contra ambos que les arruina sus vidas y economías y honorabilidad. Únicamente la firmeza de carácter que les lleva a luchar por restablecer su honor y la verdad les da la fuerza que necesitarán para oponerse a esa engrasada y perfecta maquinaria del poder para decir y hacker decir lo que le viene bien, no importa quien caiga.
Voy a citar a continuación uno de los artículos sobre la película que he consultado y mas me han gustado (hay de todo). Te invito a seguir leyendo, es domingo, o merece la pena:

CAZA A LA ESPÍA (Fair Game)


Título original: Fair Game
 Fecha de estreno: 05-11-2010
 Año: 2010  Duración: 108 min
 Director: Doug Liman
 Guión: Jez Butterworth, John-Henry Butterworth 
 Intérpretes: Naomi Watts, Sean Penn, Sam Shephard, Brooke Smith, Ty Burrell, Jessica Hecht
Lo mejor:  
-       Naomi Watts, extraordinaria en su sobriedad.
- La ausencia de sentimentalismos en el retrato familiar y de pareja.
- Las escenas y discusiones políticas de los protagonistas con sus
-       amigos.
Lo peor:
- Los tics y pasadas de Sean Penn en algunos momentos.

- Que su entretenimiento y comprensión exijan deshacerse de prejuicios propios sobre un tema tan sensible y reciente.
Puntuación: 9
-       Inmejorable y trepidante muestra de cine contemporáneo y candente, con excelentes interpretaciones y una temática que requiere más análisis que una simple mención fugaz.
Caza a la Espía "Tú no puedes encajar la verdad"

Un artículo de José M. Robado || 09 / 11 / 2010

Es difícil señalar hoy día un tema más importante e interesante que este para realizar una película. Otra cosa es que el público busque este tipo de entretenimiento.
Una de las mayores dificultades para el ciudadano medio es llegar a entender cómo funcionan realmente los resortes del poder y el gobierno. Aunque vivimos una ilusión de soberanía popular, a nadie se le escapa que las verdaderas decisiones gubernamentales están muy alejadas del ojo de la ciudadanía, respondiendo a intereses geoestratégicos, económicos y políticos que rara vez son conocidos y aclarados.


El cine, como negocio y entretenimiento, no suele enfangarse en estos laberintos a no ser que sea para reivindicar un hecho o personaje histórico. Cuando lo hace, se arropa con las claves de géneros como el thriller o la farsa para que, con un poco de azúcar, la píldora de la cruda realidad se nos haga menos difícil de tragar.


En fechas recientes, la británica In the Loop (Armando Ianucci, 2009) nos contaba en clave de esperpento como las decisiones de mayor enjundia a nivel mundial podían ser simple fruto de un malentendido o una refriega política personal. La magnífica Syriana (Stephen Gagan, 2005) ilustró el llamado efecto mariposa mostrándonos cómo el cierre de una refinería en una ciudad determinada podía provocar un atentado terrorista a decenas de miles de kilómetros, destapando la esencia de la realidad poliédrica, alambicada y polisémica en la que vivimos.


Caza a la Espía viene a ser un capítulo más en este intento de explicar en qué consiste el intrincado juego del poder en nuestro mundo, o cómo los imperios actuales ejercen su autoridad en base a manipular múltiples hilos del la política, la sociedad, los medios, las fuerzas millitares... 


En Caza a la Espía, la agente de la CIA Valeria Plame trabaja en varias investigaciones sobre Irak que concluyen la inexistencia de un programa de proliferación nuclear. Su propio marido, ex-diplomático en varios países africanos, es reclutado por la CIA a instancias de su mujer para comprobar que Irak no ha comprado uranio en ellos, hecho que confirma tras un viaje. Sin embargo, ambos comprueban atónitos cómo su información se usa en sentido contrario para justificar el comienzo de la guerra y la invasión de aquel país.


El productor y director Doug Liman, responsable de El Caso Bourne, Jumper o Sr. y Sra. Smith, se calza la cámara al hombro para rodar con nervio este guión donde la dialéctica entre distintos personajes es prácticamente el único resorte de progreso de la trama. Hasta tal punto es así, que momentos como la clásica muestra de felicidad familiar de los protagonistas o el archiconocido conflicto sobre los hijos transcurre muy alejado de los clichés y sentimentalismos habituales, aumentando la credibilidad de lo narrado y dando crédito a las profesiones y actividades de los protagonistas.
El guión y realización de la cinta se centran en mostrar el delgado hilo que separa puntos de vista opuestos cuando se trata de evaluar un conflicto en el que están implicados todo tipo de intereses económicos, nacionales, internacionales, bélicos, sociales...


Sin duda, la cinta es un alegato contra la mentira que sirvió a la administración Bush para invadir Irak, como no podía ser de otro modo teniendo en su reparto al muy demócrata Sean Penn. Pero a su vez, tal vez conscientemente, esconde en dos diálogos y secuencias extraordinarios la justificación de este tipo de intervencionismo por parte de cualquier estado preponderante o imperialista en el concierto mundial.


Al igual que la ya famosa secuencia que enfrentaba a Jack Nicholson y Tom Cruise en el juicio de Algunos Hombres Buenos (Rob Reiner, 1992), en esta película existen dos escenas que explican cómo puede llegar a ser razonable actuar como actuó el gobierno norteamericano en ese momento.
En la primera, un personaje le pregunta a la agente de la CIA encarnada por Naomi Watts cómo consigue mentir sin que le afecte, a lo que contesta que basta saber por qué causa se miente y no perder nunca ese motivo de foco.


En la segunda secuencia, un mando de la CIA recrimina al adjunto al Vicepresidente la presión con que le exige fiabilidad en sus informes, alegando que ellos únicamente contrastan y verifican información, sin que esta pueda ser concluyente en algunos casos. El adjunto, visiblemente tenso y molesto, le pide un porcentaje de fiabilidad en la información ofrecida sobre la existencia de un programa nuclear en Irak. Ambos, tras tantear porcentajes, estiman en un 99,5% la posibilidad de que dicho programa no exista. El adjunto entonces le recuerda que un margen de error de un 0,5% sobre, por ejemplo, la población norteamericana, es aproximadamente un millón y medio de ciudadanos. Tras lo que le invita a decidir si dejar ese margen de error al azar en una decisión gubernamental, a cambio de que recaigan sobre su conciencia ese número de posibles muertes.


Es dificil señalar hoy día un tema más importante e interesante que este para realizar una película. Y también elegir un estilo más directo y sobrio para hacerlo como el que ha elegido Liman. Otra cosa es que el público busque este tipo de entretenimiento en la sala de cine, porque depositar en la cabeza del espectador toda la problemática moral sobre uno de los hechos más controvertidos de la historia reciente no suele ser un buen reclamo para la taquilla. Quizá se trate de que, como dijo Nicholson a Cruise, los espectadores no estemos preparados para encajar la verdad. Y quizá por eso el cine, y nuestros gobiernos, nos mienten.


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COMENTARIOS:



El 01/07/2011, a las 09:25, Ignacio escribió:
Hace bastantes años tuve una cierta relación con uno de los llamados "niños de la guerra" que volvió aun joven y con carrera de la entonces Unión Soviética; a pesar de ser ya mayor y haberse integrado en el sistema democrático, su formación marxista "ortodoxa" y lo vivido allí le habían dejado un poso de reconocimiento a lo recibido y alguna apreciación de lo parcialmente positivo de la política soviética, al menos en los años de la guerra mundial. Pero lo que más le llamaba la atención de la narrativa americana (novela, cine y tv especialmente) era su capacidad de presentar, a veces de manera descarnada, toda su propia podredumbre política, económica, militar, policial, etc., que, si bien lo piensas, deja en muy mal lugar al propio mundo del cual se alimentan y financian los autores y productores.
En nuestro debate, tuvimos claro que esas obras no pretendían cambiar nada, pues nada han cambiado. Solo nos llegamos a plantear como fin proposiciones próximas, algunas hasta poco edificantes, como el hecho de crear escándalo para conseguir más negocio de venta; o incluso mostrar una imagen de libertad absoluta, ya que se permitían presentar los pecados graves del sistema, con lo que éste y el propio país americano, en lugar de tocado quedaba favorecido.
¿Puede ser, a pesar de las apariencias nobles, una astucia del propio sistema que le fortalece?¿Una gran propaganda que diga: fijaos lo libre que es América que hasta habla mal de si misma?
Europa no es tan proclive a airear trapos sucios, reales o ficticios, y España aun menos. España aun peor, los panfletos corren por internet de manera anónima, creando aun mayor confusión que la de libros o películas, que al menos tienen autores que dan la cara.
No dudo de la buena fe de esos autores, que también podrían ser unos utilizados, pero a veces te acuerdas del refrán castellano: "piensa mal y acertarás".
Un abrazo,
Ignacio

Salud, Ignacio.
Si, en efecto. Si el sistema (¡se trata de Holliwood, por dios!) financia este tipo de películas autocríticas es, primero, porque obtienen beneficios sus accionistas, segundo, porque no mueven a las masas como la mueven los deportes de masas o el cine basura, tercero, porque de su difusión no se infiere nada (mas) malo para la imagen del país, los USA, sino bien al revés, como dices, contribuye a dotarle de esa imagen de siempre virgen y joven democracia capaz de mirarse en su propio espejo a los ojos y autocorregirse, o intentarlo sin que a los que lo hacen les suceda nada malo... ¿Es esto malo en si? Yo, particularmente, prefiero que las gentes tengan la oportunidad de desasnarse y mirarse a los ojos de frente y aprender... ¡que lo hagan es otro asunto!
Un abrazo cordial.
Mikel

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