Megaupload: hipervelocidad y debate
Domingo 22 de enero de 2012. Nodo50 | Descargar artículo
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La tragedia de los comunes
Megaupload fue un portal de descargas directas, fundado el 21
de marzo de 2005 por Megaupload Limited en Hong Kong. Desde el 19 de enero de
2012 se encuentra cerrado por la intervención del FBI estadounidense, acusados
sus responsables y empleados de presuntas infracciones de derechos de autor.
0.- Los medios de comunicación de todo el
planeta lanzan la noticia. Los usuarios la comprueban (o experimentan de forma
directa) y confirman que es cierto: Megaupload, probablemente el servicio de
almacenamiento de datos y descarga directa más importante del mundo, era
clausurado por el FBI. Sus responsables detenidos en una operación a escala
internacional. Los servidores cerrados. Cargos como “violación de los derechos
de propiedad intelectual” se unen a otros como “conspiración”, “blanqueo de
dinero”, etc. La letra pequeña está por descubrirse, el juicio dirá. La cosa
podría haberse quedado ahí…
1.- Fase uno: Desconcierto, bloqueo, ¿miedo?
¿Cómo acceder ahora a los contenidos que me proporcionaba Megaupload? ¿Ya no
podré ver mis series favoritas? El uso por el que popularmente se conoce y se
usa Megaupload es lo primero que te viene a la mente. La industria del
entretenimiento siente, quizás, una sensación de consuelo: “Se acabó, se acabó
la pesadilla, volverán a comprarnos lo que queramos al precio que decidamos, volveremos
a recuperar nuestras audiencias y nuestro monopolio”. La industria del
entretenimiento quiere un Delorean de rebajas, una máquina del tiempo con
ruedas, alimentada con plutonio.
La realidad es que la industria del
entretenimiento se acaba de disparar en el pie con una bala de cañón (es lo que
tiene usar tecnología obsoleta). El cierre de Napster no solo generó la
extensión del P2P a escala planetaria, sino que retrasó en diez años la
aparición de modelos de negocio para la industria discográfica como “Itunes” o
“Spotify”. Algo similar sucede con Megaupload que era, sorpresa, un modelo de
negocio económicamente sostenible. Ahora la red, como la entidad viva que es,
se lanzará a experimentar otros caminos, mejorará el P2P, diseminará espacios
para compartir sin ánimo de lucro. En definitiva, la industria del copyright
restrictivo no lo tendrá más fácil para hacer negocio (a nada que piense un
poquito) sino al revés. Seguirá agonizando.
2.- Fase Dos: Ampliación de la perspectiva:
¿Acaso Megaupload era únicamente un servicio de descarga de contenidos con
copyright? Empieza el recuento de los contenidos descatalogados, las piezas de
orfebrería cultural imposibles de encontrar, una de las biblioteca multimedia
más importantes del mundo se ha cerrado. Otro modelo de negocio que se pone en
crisis… El almacenamiento de datos en la nube. Buena maniobra FBI, muy buena.
Pero no solo las piezas inencontrables, ¿Cuántas empresas usaban Megaupload
como un sustituto de los discos duros compartidos? ¿Cuánto material se almacenaba
allí como copia de seguridad de proyectos o para que otros pudieran trabajar en
ellos? ¿Cuánto material con licencias copyleft o en dominio público? Notas el
calor que se te sube a la cara.
3.- Fase Tres: Contextualización: “Obama cierra
Megaupload, pero Guantánamo sigue abierta #cuestiondeprioridades” Un mensaje
enviado desde twitter por @axebra es uno entre los miles que describen el
contexto. El contexto es la crisis internacional, el contexto es la legislación
de un país aplicada a todo el planeta, el contexto es la legislación
antiterrorista de Bush utilizada por el gobierno de Obama y el FBI. El contexto
es que el consumo de bienes culturales y de entretenimiento no es una esfera
separada de la producción de riqueza.
La cultura y los imaginarios nos constituyen, es
lo que somos. El acceso al torrente de información, comunicación y relatos no
es un capricho para tenerlo “todo gratis” sino una forma masiva de acceder al
conocimiento creado globalmente en todo el planeta. Una forma de insertarse (de
no quedarse aislado) en el circuito global de conocimiento. Es decir, una forma
de lucha contra la precariedad existencial.
Así que, independientemente de los detalles
legales de la operación, el sentir colectivo es el de robo. El de expolio de
una herramienta que sentíamos nuestra y nos servía para muchas cosas. Y por
tanto, un bloqueo a nuestra posibilidad de insertarnos en ese espacio de
narraciones, riqueza compartida, etc. Un intento, por tanto, de ahondar en la
crisis.
4.- Fase Cuatro: Afortunadamente, todo ese
sentimiento de rabia no se vuelca hacia dentro, no se convierte en frustración,
sino en alegría, cuando se lanza la OpMegaupload, una llamada internacional de
Anonymous para vengarnos de lo que nos han hecho. Una forma de devolver el
golpe que tiene mucha menos importancia por el resultado del ataque (bloquear
una serie de webs vinculadas al gobierno estadounidense y a otras agencias de
la propiedad intelectual internacional) como por el proceso compartido en el
ataque. Se recompone un nosotros, no estamos solos en esto. Se abre de nuevo
una política de cualquiera. En seguida, los mensajes no dicen solo “FBI,
Megaupload, Obama” dicen también “We are the 99%”, “Internet es nuestra” “No
tenemos miedo”. El eco del golpe resuena a otra cosa, que es la misma cosa. A
las plazas de mayo, al septiembre neoyorquino, al invierno ruso y a la larga
primavera árabe.
5.- Hoy, han pasado menos de 24 horas y World
War Web es TT mundial. En realidad, la red no está en guerra mundial. La web
está siguiendo su proceso, que es el de avanzar en la autonomía colectiva, la
producción de riqueza socialmente compartida, etc. Son los dinosaurios que aún
tienen el poder económico y la fuerza policial-legal los que siguen a la web,
que es la sociedad al completo, dando zarpazos como un oso moribundo, cada vez
más ciego por la sangre y su propia crisis, que es la que nos ha impuesto a
todos. En realidad, el combate en la World War Web no tiene enemigo al que
derrotar porque el enemigo ya está derrotado… El combate es para producir en
este nuevo territorio una forma de vida, de riqueza, etc. Que sea razonable,
sostenible y económicamente viable para la mayoría del planeta. Es decir,
avanzar hacia lo nuevo, conquistar los nuevos derechos y las nuevas formas de
vida… Y dejar al anciano asesino atrás, sin miedo y sin remordimientos.
@casiopeaexpres @axebra y @madrilonia
0.- Mucha gente ya sabe la noticia, Megaupload,
una empresa con sede social en Hong Kong y con servidores en Nueva Zelanda está
temporalmente cerrada por la intervención del FBI estadounidense, bajo la
acusación de vulneración de derechos de propiedad intelectual. Megaupload era
una web de descargas en las que éstas se podían realizar gratuitamente o
pagando una tarifa Premium, para acceder a todo tipo de contenidos. La
peculiaridad es que la mayoría de contenidos los subían lo que en la jerga del
sector se conoce como "uploaders", personas remuneradas directamente
o bien a través de un complejo sistema de gratificación (puntos, meses de
acceso premium o, finalmente, dinero) para copiar y subir contenidos a un
servidor, sin tener el permiso para hacerlo. [1]
1. - Al calor del cierre de Megaupload persisten
los discursos maniqueos, impostados, que fomentan un diálogo de sordos que no
beneficia a nadie. En el parte derecha del cuadrilátero, tenemos a la lógica
alianza de la industria de contenidos, entidades de gestión y
"lobbies" pro-propiedad intelectual, planteando que cada copia de
algo (canción, libro, película...) es una venta menos. Boutades como el titular
"Lucía Etxebarría deja de escribir por culpa de la piratería" echan
gasolina al fuego, en una industria en la que los consumidores son plenamente
conscientes de que podrían pagar mucho menos en la era digital por determinados
productos. Y en la parte izquierda tenemos a una extraña alianza:
"ciberlibertarios" que postulan una internet sin ninguna intervención
del estado, garantes de supuestos derechos civiles 2.0. Abolicionistas de la
propiedad intelectual. La clásica amalgama masiva y heterogénea de usuarios de
internet, aquellos que siguen convencidos en que pagando un ADSL deben tener el
derecho (sí, el derecho) a acceder a todo tipo de contenidos (los más
"mainstream", claro), independientemente de licencias u otras
consideraciones (y sin discurso real a lo que PI se refiere). Y finalmente
(estos grupos se solapan mucho, evidentemente no tienen límites bien definidos)
está en gran medida el movimiento "copyleft" o de la cultura libre,
en sentido amplio. Que un movimiento que si se caracteriza por algo es por el
escrupuloso respeto a la autoría y licencias usadas en el software, parece que
adquiere formalmente una enorme laxitud en lo que a contenidos como música o
series se refiere. Se amparan para ello en argumentaciones rigurosas -los
modelos clásicos de propiedad intelectual no tienen sentido en internet- y en
otras simplemente falsas -que las webs de descargas no sólo no perjudican a la
industria, si no que la beneficia-. Mientras no se reconozca la complejidad del
impacto de internet en las industrias del entretenimiento, que presenta
aspectos positivos (acceso a obras descatalogadas, por ejemplo) y negativos
(menores ventas de los nuevos productos) continuará el diálogo de sordos.
2. - Paralelismos con Napster. ¿Recuerdan la
extraña alianza del lado izquierdo del cuadrilátero? Pues otra de las
argumentaciones que se plantean desde ahí es el paralelismo entre Megaupload
-web de descargas- y Napster -red pionera en el P2P-. Lo primero que hay que
tener claro para seguir con el debate es qué es Megaupload (lo hemos aclarado
al principio) y qué era Napster [2]. Es decir, las diferencias
entre las redes entre pares (P2P) [3] y las centralizadas de
descargas, porque no tienen nada que ver en filosofía ni funcionamiento. Es
como si se compara el funcionamiento colectivo de una asamblea del 15M y el de
un comando checheno... se puede hacer, claro, pero es bastante forzado. Con las
redes P2P (como era Napster) nos estamos encontrando con un escenario similar
al de hace unos años con las licencias libres y el "copyleft": todo
el mundo habla con enorme autoridad del tema, pero en realidad casi nadie las
utiliza. Desde Napster las redes P2P han evolucionado, y se han convertido en
una tecnología paradigmática en lo que a cultura libre se refiere: redes
cooperativas y descentralizadas, por lo tanto, enormemente resistentes a
ataques o cierres como el de Napster en su momento (eran otros tiempos a nivel
tecnológico del P2P) o ahora Megaupload. Megaupload era una web de descargas
con servidores donde se almacena la información de manera centralizada y con
ésta bien localizada (servidores en Nueva Zelanda, recuerden), y como se ha
visto, fácil de cerrar. Que haya quejas por parte de ámbitos de la cultura
sobre el hipotético traspaso de usuarios de webs de descargas a redes P2P es
verdaderamente sorprendente... ¿¡no es a lo que se lleva invitando años!?
3. - Ante las preguntas (por desgracia no
retóricas) que se lanzan del tipo "¿acaso Megaupload era únicamente un
servicio de descarga de contenidos con copyright?" o "¿cuánto
material con licencias copyleft o en dominio público?", casi da vergüenza
tener que responder. No hay estimaciones públicas, pero nadie se sorprendería
mucho si el 99% del uso de Megaupload (cifra muy de moda) fuera para acceder a
contenidos protegidos por derechos de propiedad intelectual. Respecto a los
contenidos con "copyleft" en Megaupload, respondemos con otra
pregunta: ¿qué demonios hacían ahí, existiendo alternativas más que suficientes
para no tener que utilizar un "servicio" como Megaupload? ¿resulta
que la Free Software Foundation y Creative Commons recomendaban el uso de webs
de descargas para almacenar material libre y no nos hemos enterado?
4. - En el texto al que estamos respondiendo se
plantea "todo ese sentimiento de rabia no se vuelca hacia dentro, no se
convierte en frustración, sino en alegría, cuando se lanza la OpMegaupload, una
llamada internacional de Anonymous para vengarnos de lo que nos han
hecho". ¿¡Vengarnos de lo que nos "han" hecho!? Las reacciones
en torno a Megaupload son otro síntoma claro de que vivimos en la era del
ciberfetichismo. César Rendueles lo plantea muy claramente: "el
ciberfetichismo -un subproducto de la concepción mercantil del vínculo social-
es la ficción de que las tecnologías de la comunicación y los conocimientos
asociados tienen un sentido neutro al margen de su contexto social,
institucional o político. De ese fetichismo provienen muchos de los errores
recientes en los medios, por ejemplo al caracterizar revueltas políticas dentro
de categorías espúreas como ciber o twitter-revoluciones" [4].
¿World War Web por el cierre de una empresa que opera en paraísos fiscales? ¿A
qué demonios estamos jugando?
5. - Efectivamente, hay dinosaurios que aún
tienen el poder económico y politico, pero no hay que menospreciarlos. Es
ejemplar el partido que le saca a las redes sociales destacados elementos del
Partido Popular, y todavía no ha valorado suficiente jugadas como la
nacionalización del canon digital [5]. Que Twitter sea capaz de
despitarnos tanto como para no hablar del canon y del nuevo escenario para las
entidades de gestión -SACEM, la SGAE francesa acaba de asumir la gestión de las
Creative Commons- dice muy poco de los debates en red. A ver si nos centramos,
pero la hipervelocidad no ayuda nada, la verdad.
Notas
[1] "Hola, pues personalmente os
puedo asegurar que megaupload sí que paga. Por lo menos yo he cobrado los 100$
(unos 65€ aprox.) y 1 año premium. Actualmente tengo otros 100.000 ptos, pero
intentaré llegar a los 500.000. Eso sí, el cambio dolar-euro es una
ruina..."
"Como Canjear Tus Puntos En
Megaupload"
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