Salud. Buen día. Me ha gustado el articulo adjunto de Josep Ramoneda y lo comparto para la reflexión y el debate. Las negritas, fotos y subrayados son mios.
Mikel-Tar
Hablemos de 'Democracia'
de la mano de Josep Ramoneda,
esta vez
esta vez
"(...)
una democracia sin alternativa es un contrasentido, porque es una democracia sin
vida. Y la alternativa desaparece cuando la alternancia se limita a un simple
cambio de personas, sin diferencias sensibles en las políticas."
JOSEP RAMONEDA (16/01/2012) -
TRIBUNA. ELPAÍS.com 17/01/12
http://www.elpais.com/articulo/opinion/democracia/peligro/elpepiopi/20120116elpepiopi_13/Tes?print=1
Una alternancia que solo sea un cambio de
personas, sin diferencias sensibles en las políticas, no es tal. El
discurso que afirma que no hay alternativa a las políticas aplicadas hoy
es letal para la soberanía popular.
Tiene que haber futuro humanista, dignidad, libertad y solidaridad. |
Sin
igualdad de condiciones, ¿qué sentido tiene la soberanía popular? La igualdad
de condiciones se ha ido creando muy lentamente. En muchos países de Europa,
las mujeres adquirieron el derecho a voto en el siglo pasado. Sin la mitad de
la población la democracia y la soberanía eran un mito. Actualmente, los
extranjeros tienen muy limitado el derecho de voto, son los ecos de una cultura
que entendió que el Estado-nación era el lugar propio de la democracia y
que persistió en convertir al otro en sospechoso.
Pueblo mas libertad y fraternidad
es participación y democracia |
El
discurso que afirma que no hay alternativa, que se desplegó en Occidente a
partir de los ochenta, es letal para la democracia, además de ser una estupidez
en sí mismo, como nos recuerda Hans Magnus Enzensberger: "Es una
injuria a la razón", "es la prohibición de pensar", "no es
un argumento, es un anuncio de capitulación". Curiosamente esta
capitulación de la política democrática ha llegado en el momento en que los
regímenes democráticos más se han extendido por el mundo. La democracia ha
entrado en franca pérdida de calidad en Europa, precisamente cuando es
mayor que nunca el número de países que la están ensayando.
Quizás
la revitalización de la política democrática venga del universo poscolonial,
donde parece que emergen las energías que faltan a una tierra tan gastada
como Europa.
En
el proceso de metabolización de la soberanía del pueblo en vida política democrática
juegan un papel decisivo los medios de comunicación y las instituciones
intermedias, que son las que crean opinión, crítica y discurso alternativo.
Estas instituciones: partidos, sindicatos, asociaciones, organizaciones de la
sociedad civil y demás grupos sociales presentan claros síntomas de
agotamiento y reclaman una reforma a fondo con urgencia. Son instituciones
nacidas con la cultura de la prensa escrita que chirrían en la sociedad de la información.
¿Cuál es el destino de la democracia en tiempos de Internet? Entre las
potencialidades de la cultura de la colaboración que Internet ofrece y la
amenaza distópica de la multitud colgada de una nube todopoderosa, hoy por hoy,
hay más incógnitas que hipótesis plausibles. ¿Sabremos hacer de las redes un instrumento
de creación de tejido social, de conexión cultural y de reconocimiento, sin mengua
de la autonomía del individuo-ciudadano?
Mientras tanto, lo que impera en Europa es el
empequeñecimiento de la democracia. He aquí algunas
características del estado de
nuestras democracias: Negación de la alternativa: la hegemonía ideológica
de la derecha y la debacle ideológica de la izquierda dejan al sistema sin
contrapeso. La crisis ha llevado el principio "no hay alternativa" al
paroxismo. Ya no es solo una cuestión de modelo de sociedad, sino incluso
de políticas concretas. Las exigencias de los mercados y las órdenes de la
señora Merkel, que ha hecho de Europa un protectorado alemán, han sido los
argumentos para que los gobernantes rehuyeran la funesta manía de pensar.
Políticas del miedo: los
Gobiernos, con el acompañamiento de un poderoso coro mediático, han desplegado el
discurso de la culpa colectiva -hay que pagar la fiesta de nuestra
irresponsabilidad- para extender la idea de un escenario sin ventanas al futuro
y poner el miedo en el cuerpo de la ciudadanía. El miedo siempre ha sido el mejor
instrumento para la servidumbre voluntaria.
Satanización del conflicto: desde
determinados sectores ideológicos, especialmente de la derecha, se salió en tromba
contra los indignados por haberse atrevido a señalar la desnudez de nuestra
democracia y a preguntar por la posibilidad de una alternativa.
Cultura de casta: el
complejo político-económico-mediático aparece cada vez más alejado de la
ciudadanía, como una casta cerrada en la que el espectáculo de la
sobreactuación de sus diferencias no alcanza a disipar la certeza de un
juego de intereses compartidos y de complicidades manifiestas. Sensación
agravada por una corrupción que en algunos países amenaza en ser sistémica;
y por la crisis de las instituciones intermedias, que han dejado de
bombear presión social hacia arriba. Desde esta casta se ejerce un control
creciente de la palabra que hace que casi todo pueda decirse, pero que
casi todo lo que se dice quede a beneficio de inventario.
Ruptura de las condiciones básicas de igualdad. El
crecimiento exponencial de las desigualdades y el deslizamiento
de una parte importante de la población hacia el precipicio de la marginación
hace que no se dé la igualdad de condición propia de la sociedad democrática. La fractura entre integrados y marginados
es una herida letal para el sistema democrático.
Poco
antes de morir, Claude
Lefort decía: "Se puede temer un poder que adormece a la sociedad, un
poder que no consulta y que reforma sin que haya movilización de los
interesados. Se puede temer una sociedad que se deja modelar por una
autoridad, lo que antes era impensable". Ya estamos en lo que Lefort temía,
es el camino hacia el totalitarismo de la indiferencia.
© EDICIONES EL PAÍS S.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario