Lo escribi a finales de 2008, esta crisis es el resultado del
estallido de conflictos internos y luchas por el poder de dominio de grupos de interés capitalisdta contra otros de su especie y diferentes criterios en la forma der gobernar el mundo y los negocios y la participación de las gentes de a pie en ellos... Me alegro de leer esta importante pieza de uno de los columnistas mas espabilados de EL PAIS. Difícil decir mas n menos espacio, aunque se puede poner nombres y definir mejor los grupos de intereses implicados...
Mikel-Tar
Nuestra piel
Los Estados aplican recetas destructoras, bajo la batuta de una Alemania
conservadora
¿Quién
tiene interés en utilizar la crisis social y económica actual? No cabe duda
ahora que nos estamos enfrentando a una ofensiva histórica, a escala europea,
de las capas más ricas y de los detentadores del capital financiero para,
aprovechando la crisis mundial, reorganizar los sistemas sociales europeos para
su propio beneficio. Esa ofensiva se apoya en las clases conservadoras y, a
menudo, cuenta con la complicidad consciente del social liberalismo encarnado
por algunos partidos socialistas europeos. Varios apuntes testifican esa durísima
batalla.
Primero, en la zona euro, la Comisión de Bruselas, el
Consejo Europeo y el eje franco-alemán, fieles servidores del Banco Central,
están impulsando cada vez más políticas drásticas de recortes, haciendo pagar a
las clases medias y populares el coste de la lucha contra los déficits
presupuestarios.
Segundo, en vez de modernizar la maquinaria económica
con una política mundial y europea de flexibilización del déficit y de
relanzamiento del crecimiento, lo que significaría intervenciones públicas
masivas y una reforma del sistema monetario internacional (recuerdo aquí que,
salvo el último punto, es precisamente lo que en 2008 le propuso, en balde,
Barack Obama a la señora Merkel), los círculos financieros mundiales y europeos
optaron por incrementar la presión sobre los Estados europeos para que reduzcan
la financiación de las políticas públicas, acaben con los sectores de interés
general de sanidad, educación y con las Administraciones de servicios de uso público,
bien privatizándolos, bien aniquilándolos. La encarnación viva de esta política
la tenemos hoy en todos los Gobiernos europeos, sometidos al liderazgo del eje
Merkel-Sarkozy, que recuerda la pareja Ronald Reagan-Margaret Thatcher de los
ochenta del siglo pasado.
Tercero, desde la quiebra griega, los mercados
financieros se apoderaron de la riqueza pública europea con tipos de interés
cada vez más altos, y obligan a algunos países a endeudarse como nunca ocurrió
en su historia. De hecho, estos países europeos están perdiendo su soberanía
nacional. Más grave aún, los detentadores de capital se benefician, desde 2008,
de la falta de resistencia de los Estados; pueden también apostar a que la
depresión social no provocará revoluciones sociales en los países
desarrollados, siendo el ahorro privado importante y que el envejecimiento de
la población, vinculado con la disgregación política de la izquierda europea,
está facilitando una estrategia ofensiva en contra del mundo asalariado.
Cuarto: casi cinco años después del estallido de la
crisis, no hay ni un país de la zona euro que haya podido reducir sus déficits
estructurales; la deuda pública aumenta por doquier, el paro se dispara (más de
tres millones en Francia, pronto seis millones en España) igual que la inflación,
mientras que reaparece la hidra del empobrecimiento. En su libro Contra la
crisis, otra economía y otro modo de vivir, el economista Juan Torres López
apunta que en Francia “cuatro millones de personas viven en situación de
aislamiento, no tienen ningún vínculo relacional y que hay 8,4 millones de
pobres. En Alemania se calcula que en 2011 hay 12,6 millones de pobres y según
la ONU, en este país, uno de cada cuatro niños va al colegio sin desayunar; en
Italia, en 2010 había 8,2 millones de pobres y en Estados Unidos 44 millones de
pobres”. Al revés, la especulación financiera sigue utilizando los circuitos
bancarios y tampoco sabemos hacia dónde ha ido a parar el dinero que se les ha
otorgado a estos bancos desde 2008.
Sin embargo, los Estados siguen aplicando las mismas
recetas destructoras, bajo la batuta de una Alemania conservadora, del
seguidismo de Francia y de un euro sobrevalorado (empezó en 2002 con la casi
paridad con el dólar y ¡está ahora un 25% más caro!). No son hoy en día solo
los sindicatos (último bastión de resistencia social porque los partidos han
capitulado frente a la finanza internacional) los que tachan esta estrategia de
dramática para el mundo del trabajo: es el propio Fondo Monetario Internacional
quien, en su informe de principios de 2012, declara que la recesión se va a
incrementar con los actuales objetivos de déficit a nivel europeo.
La cruda realidad es que las medidas propuestas en
Europa no están a la altura; el proyecto europeo, para seguir existiendo,
necesita un giro radical hacia una Europa social y política. En ausencia de
este proyecto solidario, quedará por resolver si, después de habernos quitado a
los ciudadanos la ropa, los mercados nos van a pedir que les demos también
trozos de nuestra piel.
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