A ti, Muerte,
te saludo,
mirándote al pozo inescrutable de tus ojos,
vacíos,
de tu nada infinita,
inevitable.
Sin temor,
Sin odio.
Te encaro, en una pieza,
entero de mis sueños:
de vida,
de amores,
frustración,
de eternidades construyendo sueños atrevidos,
sin dios ni privilegios,
sin curas,
ni políticos, de oportunidad y de dominio vívidos.
No te temo, Muerte.
Afirmo mi sentir cuando lo escribo.
Sencillamente.
Que pienso, enemiga sin doblez,
que, a veces, es peor,
la vida, mal vivida,
que tú: Muerte.
¡Si Muerte, Claro que temo! Y me dan miedo:
¡Que hay finales de vida torturada,
como eternidad sin fin, de muerte rodeada!
BILBAO, 6-03-2008. Mikel
No hay comentarios:
Publicar un comentario