¡ Si, gobierne de una vez, por favor, Lehendakari !
DEBATE: Mikel Orrantia / EL POMBO; 05-10-2008
Permítame, amigo Brian, que le de respuesta a sus inquietudes, que a mi mismo me inquietan y preocupan. Me he extendido y lo haré en dos partes. Veamos:
Orrantia.- No quiero evitarlo, Brian, voy a entrar en este su cogollo de lechuga, del asunto en cuestión; respeto sus observaciones. De hecho siempre aprendo o procuro hacerlo, también de este debate, y también de usted, desde luego.
1) Dice usted, Sr. Brian, que: "...tengo la sensación de que alguien juega con dos barajas." Y me cita entresacando líneas de mi discurso que parecen perturbarle, así como donde digo: "(...) "queremos discutir esto civilizadamente, (...) pero ¡ah!, si se empeñan en no entendernos, nos tiramos al monte"... Veamos: No se donde lo he dicho literalmente así, aunque comprendo que se puede sobreentender de una parte de mi discurso. Creo que, aunque ya no estoy para semejantes trotes montaraces, conservo de mi carácter y rebeldía una tensión política que mas de dos y cuatro veces al año me hacen pensar sobre la idea de que ¡¿habrá otra forma de resolverlo?!: la vida, la experiencia y el aprendizaje, la cultura (¿puede acaso ser de otra forma si se es sincero?) han hecho de mi un rebelde demócrata que acepta el juego tratando de buscar como cambiar el sistema y sobrevivir dentro de el con la mayor entereza, libertad, solidaridad y felicidad posibles. Bueno, pongámoslo bien claro para evitar citas parciales: Estoy absolutamente convencido de que no merece la pena moverse un pelo del sitio en el que uno esta (cómodamente) instalado, si al hacerlo debe violentar a la mayoría con la que desea construir un mundo nuevo: ¡No hay nada nuevo, ni viejo, dicho sea de paso, que merezca la pena de ser construido si no nace de la voluntad y de la practica libre de la inmensa mayoría de los ciudadanos... No creo en la violencia como catarsis revolucionaria, mucho menos como método revolucionario para llegar a ese socialismo libertario utopía que es mi sueño político para toda la humanidad... Es mas: de hecho, estoy convencido de que, en la historia, la violencia ha sido siempre partera de violencia y autoritarismo, partera digo de regímenes que han privado de su libertad y humanidad a sus súbditos que decían querer liberar y emancipar… autoritarismo del que abomino.
El hombre libre que busco, la libertad comunista que persigo, solo puede darse a voluntad propia del hombre concernido y en el marco del respeto y del desarrollo de los derechos humanos y de la democracia: frente a la democracia capitalista de hoy, la democracia utópica socialista libertaria de mañana: eso deseo.
No soy de ETA. ¡Coño, esto debería ser dilucidatorio y definitivamente esclarecedor! ¡No quiero ser de ETA! ¡No soy nacionalista! ¡No deseo ser nacionalista! Lo que algunos vascos llaman revolución nacionalista es una milonga autoritaria que busca imponer un sistema de dominio a la mayoría desde premisas nacionalistas vascas que no comparto.
Por otro lado, no insistiré en ello: Es obvio que no comparto para nada ni ideología, ni sueños, historia, ficciones, mitologías... del nacionalismo español, que nos vienen disfrazadas de historias sensatas y científicas... ¡Es como si la Iglesia Católica llamase a-científica a la iglesia de la cienciología o al budismo, o al islamismo...! ¡Por favor! ¡pensad en la Virginidad de María o en esa trilateral de la antigüedad hebrea que se define como santísima trinidad! ¡madre de dios! ¡se dicen científicos y son espiritistas! Pase que uno crea que existe dios o tal y tal otra nación eterna, allá el, pero de eso a creer a pies juntillas en todas esas milongas historicistas…!:
¡Déjenme pedirles un esfuerzo intelectual! déjense llevar un par de metros... Estamos aquí y ahora, unos cuantos (¿cuántos?) vascos que no queremos seguir siendo españoles y deseamos que la democracia actual articule unas medidas legales para saber cuantos somos y si podemos aspirar a organizarnos al margen de España, a poder ser contando con su amistad y buena vecindad, y, desde luego, dentro de Europa (lo que somos y estamos) y en democracia...! ¡No me llamen ustedes lo que no soy: antiespañol, por ejemplo ¡por dios, la mitad de mi familia es española, y son parte esencial de mi ser y de mi vida…! Tampoco me siento nacionalista, aunque a veces reconozco que puedo actuar como si lo fuese, y que si me obligan a elegir entre ser nacionalista español y nacionalista vasco me quedare con los nacionalistas vascos, en transito hacia mis propias opciones...
Dice usted Sr. Brian que “…hombre no, o una cosa o la otra. Hay una raya roja que no se puede saltar a un lado o a otro según vayan las cosas: la de la violencia.” Permítame, después de todo lo que he escrito ya sobre este asunto, que le plantee yo a mi vez unas preguntas a usted: ¿Cree usted en algo? ¿Tiene usted un sueño social, un modelo de sociedad que desearía ver en el lugar de este en el que vivimos? Dejémoslo en unas preguntas planteadas a cada lector de estas líneas, y veamos: Si la democracia española es incluso perfecta para todos aquellos que estiman que la democracia solo puede darse en el marco del libre mercado capitalista y que la nación española es una e indivisible; si de los 45 millones de habitantes de esta España democrática los vascos somos, pongamos, dos millones y medio; si los 45 millones de españoles coinciden en que no van a dar ni una sola facilidad a los vascos separatistas para separarse o plantear su separación pacifica, legal y democráticamente, en el ejercicio de su soberanía nacional. Como españoles, y en apoyo de una parte sustancial importante de los propios vascos (cuyo numero aun no conocemos, pongamos)… nos quedamos eternamente como estamos… ¿qué podemos hacer otra que jodernos? ¿cómo cree usted que podremos seguir siendo pacíficos demócratas y sumisos a las creencias (en este caso) nacionales de otros…? ¡Ya, suena de nuevo a amenaza! pírrica, diría yo, porque ya me dirá usted: ¡jodernos nosotros mismos con el uso de la violencia y del terrorismo, para joderles a ustedes un poco… a ver si eso les hace ceder…! Será cosa de ETA y sus seguidores, mia no. ¡No es mi camino!
Pero, intelectualmente, me sobresalto cuando leo o escucho a algunos españoles (y vascos españoles) afirmar su nacionalidad sin dudas ni alternativas… Se lo ruego, Sr. Brian, desde la duda y el deseo sincero de paz y libertad y convivialidad: tiene usted que hacer un hueco a la duda en su inteligencia, necesitamos amigos y comprensión para que la paz venza definitivamente a la violencia y para que podamos convocar referéndums y saber y decidir… También sobre si queremos un rey o una republica y si queremos decidir sobre cuando se le ha acabado la vida digna de ese nombre a nuestro cuerpo e inteligencia (eutanasia), sobre que me pongan un sello en mi libro de bautismo que diga abjuró en 1976 (Bruselas, embajada) y es apostata, para que lo sepan aquellos de mis descendientes que vayan a mirar en ese libro en el que yo no pedí estar y era obligatorio inscribirse durante la dictadura…
2) Me cita usted Brian poniendo en mi pluma que digo algo así como “Se me dirá que nunca un pueblo colonizado se emancipó bajo las reglas de la metrópoli. En mi opinión, dice usted Brian, el símil no es de aplicación…” En la mía tampoco Sr. Brian. Los vascos hemos contribuido históricamente al desarrollo y consolidación del Reino de Castilla como otros pueblos peninsulares o incluso más… Para empezar, los habitantes con mando en plaza de los territorios de las denominadas vascongadas, jamás se fiaron de los nobles y reyes de Navarra; se enfrentaron contra ellos en numerosas guerras, y se aliaron con los reyes de Castilla para protegerse de su ‘hermano’ navarro, que a la sazón hablaba su misma lengua, según todo parece indicar, el vascuence. Vascas fueron espadas y lanzas de alquiler las que militaron en las avanzadillas del rey de Castilla cuando invadió Navarra aprovechando una guerra entre bandos navarros; algo bastante común a nosotros los vascos: hemos guerreado mucho y muy a menudo siglo tras siglo, entre nosotros, y jamás, que se sepa, hemos cultivado una conciencia nacional propiamente dicha hasta hace ciento y pocos años… ¿y que? ¡si ahora tenemos esa conciencia nacional y deseamos hacer una nación propia y democrática separada de aquellos con los que hicimos hasta antes de ayer historia ¿por qué no poder hacerlo en paz?...!
Tampoco España es precisamente un ejemplo de Nación Estado democrático moderno: aun estamos los españoles discutiendo de nuestro ser y de nuestra identidad… Castilla ya no es Castilla: ni nos atrae ni nos subyuga, como proyecto de vida y futuro, ni puede hacerlo… Y, Madrid, que la reemplaza como corazón y sentir de la nación española, no tiene con que hacernos calentar el corazón de los afectos que cimientan una nación… no, al menos, para muchos de nosotros. Ya lo digo ‘sic transit gloria mundi’ Todos debemos dar por hecho que la gloria de este mundo es transitoria, y, en cuanto a mi, no creo que haya ni otro mundo ni otra gloria, veamos de lograr aquí lo que deseamos y a otra cosa mariposa.
Espero, Sr. Brian, haberle sido útil; a mi me ha servido usted para reflexionar saludablemente. Salud. Agur.
Orrantia

Permítame, amigo Brian, que le de respuesta a sus inquietudes, que a mi mismo me inquietan y preocupan. Me he extendido y lo haré en dos partes. Veamos:
Cita:
Originalmente publicado por Brian He rebuscado en la papelera y, aunque arrugada, todavía he podido recuperar algún párrafo de la respuesta que estaba escribiendo a Orrantia. No tengo ningún interés particular (y si lo tuviera sería irrelevante a los efectos de la discusión) en que Euskadi se quede o se marche, solo intento analizar el escenario de los hechos. Parto de la premisa de que estamos en un estado de derecho, con libertad de expresión y asociación, donde se pueden defender, por medios pacíficas, todas las ideas, incluidas aquellas que preconizan el cambio de las reglas de juego. También acepto, aunque no forme parte de las reglas formales de juego, que cuando, como dice usted, una comunidad está en marcha, nadie puede contenerla. Entiendo por tal cosa el clamor popular de un pueblo puesto en pie. No voy a cuantificar el porcentaje, dejémoslo en clamor popular absolutamente mayoritario. Me parece perfectamente legítimo perseguir este fin, hacer proselitismo, asociarse mediante partidos, etc. Y si lo consiguen ustedes, chapeau. Mi problema -y ahí interrumpí mi respuesta hace unos días, porque me venció la adrenalina- surge cuando tengo la sensación de que alguien juega con dos barajas. Y está sensación iba aumentando cada vez que releía sus (perdóneme la apreciación) exuberantes y barrocos comentarios. Le llamo jugar con dos barajas a decir algo así como (lo digo de forma simplificada): "queremos discutir esto civilizadamente, estamos por la paz, el diálogo, el amor y la concordia; nos queremos ir y quedar como amigos, pero ¡ah!, si se empeñan en no entendernos, nos tiramos al monte". Y ahí es donde digo: hombre no, o una cosa o la otra. Hay una raya roja que no se puede saltar a un lado o a otro según vayan las cosas: la de la violencia. Se me dirá que nunca un pueblo colonizado se emancipó bajo las reglas de la metrópoli. En mi opinión el símil no es de aplicación. No estamos ante un pueblo colonizado u oprimido por un imperio o una dictadura; estamos, como ya dije, en el contexto de un Estado de derecho. Yo entiendo los MLNs, recurriendo a todos los medios, cuando hay una opresión flagrante, si no -y este no es el caso- sólo vale el camino pacífico, por muy largo e interminable que se haga. |
Orrantia.- No quiero evitarlo, Brian, voy a entrar en este su cogollo de lechuga, del asunto en cuestión; respeto sus observaciones. De hecho siempre aprendo o procuro hacerlo, también de este debate, y también de usted, desde luego.
1) Dice usted, Sr. Brian, que: "...tengo la sensación de que alguien juega con dos barajas." Y me cita entresacando líneas de mi discurso que parecen perturbarle, así como donde digo: "(...) "queremos discutir esto civilizadamente, (...) pero ¡ah!, si se empeñan en no entendernos, nos tiramos al monte"... Veamos: No se donde lo he dicho literalmente así, aunque comprendo que se puede sobreentender de una parte de mi discurso. Creo que, aunque ya no estoy para semejantes trotes montaraces, conservo de mi carácter y rebeldía una tensión política que mas de dos y cuatro veces al año me hacen pensar sobre la idea de que ¡¿habrá otra forma de resolverlo?!: la vida, la experiencia y el aprendizaje, la cultura (¿puede acaso ser de otra forma si se es sincero?) han hecho de mi un rebelde demócrata que acepta el juego tratando de buscar como cambiar el sistema y sobrevivir dentro de el con la mayor entereza, libertad, solidaridad y felicidad posibles. Bueno, pongámoslo bien claro para evitar citas parciales: Estoy absolutamente convencido de que no merece la pena moverse un pelo del sitio en el que uno esta (cómodamente) instalado, si al hacerlo debe violentar a la mayoría con la que desea construir un mundo nuevo: ¡No hay nada nuevo, ni viejo, dicho sea de paso, que merezca la pena de ser construido si no nace de la voluntad y de la practica libre de la inmensa mayoría de los ciudadanos... No creo en la violencia como catarsis revolucionaria, mucho menos como método revolucionario para llegar a ese socialismo libertario utopía que es mi sueño político para toda la humanidad... Es mas: de hecho, estoy convencido de que, en la historia, la violencia ha sido siempre partera de violencia y autoritarismo, partera digo de regímenes que han privado de su libertad y humanidad a sus súbditos que decían querer liberar y emancipar… autoritarismo del que abomino.
El hombre libre que busco, la libertad comunista que persigo, solo puede darse a voluntad propia del hombre concernido y en el marco del respeto y del desarrollo de los derechos humanos y de la democracia: frente a la democracia capitalista de hoy, la democracia utópica socialista libertaria de mañana: eso deseo.
No soy de ETA. ¡Coño, esto debería ser dilucidatorio y definitivamente esclarecedor! ¡No quiero ser de ETA! ¡No soy nacionalista! ¡No deseo ser nacionalista! Lo que algunos vascos llaman revolución nacionalista es una milonga autoritaria que busca imponer un sistema de dominio a la mayoría desde premisas nacionalistas vascas que no comparto.
Por otro lado, no insistiré en ello: Es obvio que no comparto para nada ni ideología, ni sueños, historia, ficciones, mitologías... del nacionalismo español, que nos vienen disfrazadas de historias sensatas y científicas... ¡Es como si la Iglesia Católica llamase a-científica a la iglesia de la cienciología o al budismo, o al islamismo...! ¡Por favor! ¡pensad en la Virginidad de María o en esa trilateral de la antigüedad hebrea que se define como santísima trinidad! ¡madre de dios! ¡se dicen científicos y son espiritistas! Pase que uno crea que existe dios o tal y tal otra nación eterna, allá el, pero de eso a creer a pies juntillas en todas esas milongas historicistas…!:
¡Déjenme pedirles un esfuerzo intelectual! déjense llevar un par de metros... Estamos aquí y ahora, unos cuantos (¿cuántos?) vascos que no queremos seguir siendo españoles y deseamos que la democracia actual articule unas medidas legales para saber cuantos somos y si podemos aspirar a organizarnos al margen de España, a poder ser contando con su amistad y buena vecindad, y, desde luego, dentro de Europa (lo que somos y estamos) y en democracia...! ¡No me llamen ustedes lo que no soy: antiespañol, por ejemplo ¡por dios, la mitad de mi familia es española, y son parte esencial de mi ser y de mi vida…! Tampoco me siento nacionalista, aunque a veces reconozco que puedo actuar como si lo fuese, y que si me obligan a elegir entre ser nacionalista español y nacionalista vasco me quedare con los nacionalistas vascos, en transito hacia mis propias opciones...
Dice usted Sr. Brian que “…hombre no, o una cosa o la otra. Hay una raya roja que no se puede saltar a un lado o a otro según vayan las cosas: la de la violencia.” Permítame, después de todo lo que he escrito ya sobre este asunto, que le plantee yo a mi vez unas preguntas a usted: ¿Cree usted en algo? ¿Tiene usted un sueño social, un modelo de sociedad que desearía ver en el lugar de este en el que vivimos? Dejémoslo en unas preguntas planteadas a cada lector de estas líneas, y veamos: Si la democracia española es incluso perfecta para todos aquellos que estiman que la democracia solo puede darse en el marco del libre mercado capitalista y que la nación española es una e indivisible; si de los 45 millones de habitantes de esta España democrática los vascos somos, pongamos, dos millones y medio; si los 45 millones de españoles coinciden en que no van a dar ni una sola facilidad a los vascos separatistas para separarse o plantear su separación pacifica, legal y democráticamente, en el ejercicio de su soberanía nacional. Como españoles, y en apoyo de una parte sustancial importante de los propios vascos (cuyo numero aun no conocemos, pongamos)… nos quedamos eternamente como estamos… ¿qué podemos hacer otra que jodernos? ¿cómo cree usted que podremos seguir siendo pacíficos demócratas y sumisos a las creencias (en este caso) nacionales de otros…? ¡Ya, suena de nuevo a amenaza! pírrica, diría yo, porque ya me dirá usted: ¡jodernos nosotros mismos con el uso de la violencia y del terrorismo, para joderles a ustedes un poco… a ver si eso les hace ceder…! Será cosa de ETA y sus seguidores, mia no. ¡No es mi camino!
Pero, intelectualmente, me sobresalto cuando leo o escucho a algunos españoles (y vascos españoles) afirmar su nacionalidad sin dudas ni alternativas… Se lo ruego, Sr. Brian, desde la duda y el deseo sincero de paz y libertad y convivialidad: tiene usted que hacer un hueco a la duda en su inteligencia, necesitamos amigos y comprensión para que la paz venza definitivamente a la violencia y para que podamos convocar referéndums y saber y decidir… También sobre si queremos un rey o una republica y si queremos decidir sobre cuando se le ha acabado la vida digna de ese nombre a nuestro cuerpo e inteligencia (eutanasia), sobre que me pongan un sello en mi libro de bautismo que diga abjuró en 1976 (Bruselas, embajada) y es apostata, para que lo sepan aquellos de mis descendientes que vayan a mirar en ese libro en el que yo no pedí estar y era obligatorio inscribirse durante la dictadura…
2) Me cita usted Brian poniendo en mi pluma que digo algo así como “Se me dirá que nunca un pueblo colonizado se emancipó bajo las reglas de la metrópoli. En mi opinión, dice usted Brian, el símil no es de aplicación…” En la mía tampoco Sr. Brian. Los vascos hemos contribuido históricamente al desarrollo y consolidación del Reino de Castilla como otros pueblos peninsulares o incluso más… Para empezar, los habitantes con mando en plaza de los territorios de las denominadas vascongadas, jamás se fiaron de los nobles y reyes de Navarra; se enfrentaron contra ellos en numerosas guerras, y se aliaron con los reyes de Castilla para protegerse de su ‘hermano’ navarro, que a la sazón hablaba su misma lengua, según todo parece indicar, el vascuence. Vascas fueron espadas y lanzas de alquiler las que militaron en las avanzadillas del rey de Castilla cuando invadió Navarra aprovechando una guerra entre bandos navarros; algo bastante común a nosotros los vascos: hemos guerreado mucho y muy a menudo siglo tras siglo, entre nosotros, y jamás, que se sepa, hemos cultivado una conciencia nacional propiamente dicha hasta hace ciento y pocos años… ¿y que? ¡si ahora tenemos esa conciencia nacional y deseamos hacer una nación propia y democrática separada de aquellos con los que hicimos hasta antes de ayer historia ¿por qué no poder hacerlo en paz?...!
Tampoco España es precisamente un ejemplo de Nación Estado democrático moderno: aun estamos los españoles discutiendo de nuestro ser y de nuestra identidad… Castilla ya no es Castilla: ni nos atrae ni nos subyuga, como proyecto de vida y futuro, ni puede hacerlo… Y, Madrid, que la reemplaza como corazón y sentir de la nación española, no tiene con que hacernos calentar el corazón de los afectos que cimientan una nación… no, al menos, para muchos de nosotros. Ya lo digo ‘sic transit gloria mundi’ Todos debemos dar por hecho que la gloria de este mundo es transitoria, y, en cuanto a mi, no creo que haya ni otro mundo ni otra gloria, veamos de lograr aquí lo que deseamos y a otra cosa mariposa.
Espero, Sr. Brian, haberle sido útil; a mi me ha servido usted para reflexionar saludablemente. Salud. Agur.
Orrantia

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