viernes, 13 de agosto de 2010

UN PAÍS DESOLADO. Haití no levanta cabeza


¿País desgraciado, Haiti...?

Desde luego no es afortunado!

La primera revolución negra en la historia, y en la historia de las independencias americanas, fue asolada repetidamente por sus multiples y poderosos enemigos, entre los que cuentan, y mucho, sus propios dirigentes, criollos y negros y blanquitos, que no dudaron en empeñarla y ponerla a los pies de las potencias coloniales y de sus grandes empresas transnacionales... hambre, miseria, incultura, abandono, imposibilidad de salir del circulo maldito... ¿Tienen destino las naciones y los pueblos y las personas? no lo creo: lo fraguamos cada día de nuestra vida, y lo que si parece determinante por generaciones son las condiciones, el entorno, ese si, maldito en el caso de Haiti. Necesita ayuda, si, pero no caridad, necesita cultura para dirigir sus destinos con mano humanista.

(ver en mi BLOG una entrada de meses atrás al respecto, en ella recomiendo ver la película "Queimada" de Pontecorvo años setenta, con Marlon Brando de protagonista, espléndida, anticolonialista, bien narrada, verosímil...)

Salud, Haiti, mundo.

Mikel Orrantia
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LO ACABO DE LEER EN LA PRENSA DIARIA:

UN PAÍS DESOLADO
Haití no levanta cabeza

EL HAMBRE Y LA MALARIA ACECHAN LOS CAMPAMENTOS, DONDE SE HAN REGISTRADO VIOLACIONES DE MENORES

ARANTZA RODRÍGUEZ - Viernes, 13 de Agosto de 2010

HAY muertos sepultados bajo los escombros y vivos atrapados por el hambre, la malaria y la desolación. Siete meses después del terremoto que sacudió Haití y miles de conciencias, el país no levanta cabeza. "Millón y medio de personas siguen viviendo en campamentos espontáneos sin comida, agua, ni electricidad, en condiciones sanitarias bastante pobres, lo que puede provocar brotes epidémicos y situaciones de inseguridad. De hecho, a menudo se están denunciando violaciones a mujeres. A niñas, sobre todo", resume la cruda realidad Lander Bombien, técnico de proyectos de Haití y República Dominicana de Anesvad.

Tras haber recorrido las calles de Puerto Príncipe, este cooperante vasco describe, ya en Bilbao, un paisaje devastado. "Me impactó muchísimo el grado de destrucción de la capital. Veías los escombros de las casas y edificios derrumbados y se te encogía el corazón. Era como si hubiera caído una bomba atómica".

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