Malí: el golpe, los Tuareg, las armas de Gaddafi y la OTAN
por Maximiliano Sbarbi Osuna - @bruixland | 29.03.12
Una nueva interrupción del orden institucional sucede en África. Es posible que se reedite la doctrina de los “golpes democráticos”. Pero, ¿qué sucede en realidad en este seco país del sur del Sahara? ¿Qué relación hay entre el derrocamiento del presidente, la revuelta de los Tuareg, la guerra de Libia y Al Qaeda? ¿Qué recursos posee Malí que lo convierten en una pieza importante para la OTAN y el AFRICOM?
El presidente de Malí derrocado, Amadou Toumani Touré, fue sostenido por el Ejército y por la OTAN - AFP
La última novela que escribió Julio Verne se titula “La invasión del mar” y hace referencia a las características aguerridas del pueblo Tuareg, en medio de un contexto político en el que Francia intentaba profundizar la colonización y la ocupación militar de las regiones africanas que habían quedado relegadas.
La Conferencia de Berlín, mediante la cual Europa se repartió África, sentó las bases de una nueva etapa de intromisión occidental. Aunque, Europa ya conocía a los nómades Tuareg como comerciantes, porque se desplazan en una amplia zona que abarca desde el sur de Libia, sur de Argelia, Níger, Malí y zonas adyacentes.
Pero Europa nunca se había enfrentado a la resistencia guerrera de este pueblo del desierto hasta fines del siglo XIX.
El golpe de Estado que se produjo en Malí días atrás está directamente relacionado con una nueva revuelta de los Tuareg, la guerra de Libia, los intereses directos que la OTAN mantiene en esta zona y en la llamada “doctrina de los golpes democráticos”.
HACIA EL GOLPE DE ESTADO
Una de las consecuencias previsibles de la invasión a Libia era la falta de control que iba a sufrir el potente armamento con el que contaba Muammar Gaddafi. El extenso desierto del Sahara –el mar sahariano al que hacía referencia Verne- permite que los traficantes de armas crucen hacia el sur y vendan los suministros bélicos al mejor postor.
Durante años, la represión de Gaddafi contra Al Qaeda empujó al grupo islamista hacia el sur del desierto, incluyendo a Níger y Malí. La capacidad de fuego y la presencia de los extremistas religiosos aumentó en estos países y en Libia, ya que una de las facciones que gobierna en Trípoli es parte de Al Qaeda.
Pero los Tuareg, que en su mayoría apoyaron al asesinado líder libio también se vieron beneficiados de la venta de armamento sin control, que Occidente y Rusia le proveyó a Gaddafi entre 2003 y 2010.
El presidente de Malí derrocado, Amadou Toumani Touré, fue sostenido por el Ejército y por la OTAN. Cuando los Tuareg iniciaron una nueva revuelta a fines de 2011 y principios de 2012, el mandatario envió unidades militares para combatirlos, pero también mantuvo abierto el diálogo.
Este gesto fue considerado débil por los militares, que lo derrocaron con el apoyo occidental, que intenta no perder el control sobre los recursos y la alianza estratégica con los militares del país.
RECURSOS DE MALÍ
Los Tuareg, agrupados en el Movimiento Nacional de Liberación Azawad, dominan casi toda la mitad norte del país.
Por otro lado, la ubicación de Malí es geoestratégicamente favorable, ya que limita con casi todos los países del oeste de África.
Además, es el tercer productor de oro africano y posee importantes reservas de uranio, que explotan compañías francesas. Las empresas occidentales están buscando petróleo y gas natural precisamente en el territorio controlado por los Tuareg.
Por esos motivos, la rebelión de este pueblo amenaza la concordia entre el Comando Central Africano de Estados Unidos (AFRICOM) y el gobierno de Malí.
“GOLPE DEMOCRÁTICO”
Aunque la comunidad internacional condene la interrupción de la institucionalidad, es posible que se convierta en uno de los llamados “golpes democráticos”, es decir que las potencias que se manifiestan a favor de la democracia denuncian al principio el derrocamiento del presidente democráticamente elegido, luego con tibieza y paralelamente lo apoyan con armas.
Esto ya sucedió en la región. En 2008, en Mauritania, pero el caso más emblemático es el de Níger en 2010.
El derrocamiento del presidente de Níger responde a un movimiento político que había hecho el mandatario, que no podía ser perdonado desde París. Níger está a punto de convertirse en el segundo productor de uranio en el mundo.
Este país exporta este mineral a centrales nucleares de varios países del mundo, mediante la compañía estatal francesa Areva.
En 2009, Níger diversificó la procedencia de sus inversiones a compañías de China, Libia, Venezuela, India e Irán.
Este movimiento, que permitió incrementar el avance chino en África y la pérdida de terreno de Occidente, produjo que Francia apoyara el golpe de Estado con la excusa de que el presidente había cerrado el Parlamento, lo que no deja de ser cierto.
En el caso de Malí, la excusa de los militares es la falta de fuerza de Touré para luchar contra los Tuareg. El tiempo dirá si Occidente finalmente tolera el golpe, como sucedió también en Honduras en 2009.
REBELDES TUAREG
Es paradójico que un pueblo nómade reclame un Estado propio en donde asentarse. Pero, los Tuareg no fueron siempre nómades.
A partir de siglo XII, las invasiones árabes los obligaron a cambiar el estilo de vida a este pueblo bereber, compuesto por 1,2 millones de personas.
Los Tuareg reclaman una mayor participación en la extracción del uranio, en el reparto de la riqueza y además un reconocimiento autonómico que les brinde el manejo de los ingresos de las zonas del norte.
Además, se enfrentan a Ansar Dine, un grupo extremista asociado a Al Qaeda, que también se equiparon con las armas que pertenecieron a Gaddafi.
APOYO DE LA OTAN
La creación del AFRICOM en 2008 fue una respuesta al voraz avance económico y militar chino en África, al mismo tiempo que Europa enfrentaba una de sus peores crisis.
El debut militar del Comando Central se produjo con el bombardeo de Libia el año pasado antes de que la OTAN tomara la dirección de la operación.
La OTAN inauguró la Iniciativa de Contraterrorismo Trans-Sahara en 2005, proveyendo de armas a Malí para luchar contra Al Qaeda en el Sahara. Luego, en 2007, 2008 y 2010 los ejercicios militares se llevaron a cabo precisamente en Malí.
En febrero de 2012, la primera fase de los simulacros de guerra se pudo concretar, pero la segunda etapa no se realizó por el alzamiento Tuareg.
Es evidente que la OTAN percibe a esta rebelión como una amenaza a la supremacía militar, a la extracción de oro y uranio y a la exploración de hidrocarburos.
Por eso, las buenas relaciones entre los militares y la OTAN derivaron en el derrocamiento del primer presidente constitucional de Malí.
Las consecuencias de este golpe ya comienzan a verse: aumento del nacionalismo de la etnia Bambara en contra de los Tuareg y un desplazamiento de más de 170 mil personas hacia Níger, Argelia y Mauritania en medio de una sequía alarmante.
Pese a sus involuntarias predicciones literarias, Julio Verne no imaginó que cien años después de la publicación de su última novela se iba a producir una nueva “invasión del mar”.
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