domingo, 1 de abril de 2012

¿Ha sido la huelga general un éxito? - Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC España


"Mi opinión es la siguiente: la huelga y las manifestaciones han sido un éxito porque han permitido la convergencia en la acción de numerosos colectivos que antes luchaban -si lo hacían- por separado. Y eso tiene implicaciones políticas muy importantes que me gustaría señalar."
"Esto significa una presión creciente sobre el gobierno y sus políticas de recortes y anulación de derechos laborales."
"La huelga no puede perseguir sólo la derogación de la reforma laboral, sino que tiene que ir mucho más allá. Se trata de generar un polo de concienciación social que obstaculice las políticas de derechas que aplican desde la Unión Europea y el Gobierno de España."


¿Ha sido la huelga general un éxito?

31 marzo 2012 | Categorías: Nacional | |

Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC España

Maite Albizu (2012). Barcos amarrados en la Ría de Bilbao
La dificultad de valorar si una movilización como una huelga general ha sido o no un éxito es notable, pues entre otras cosas depende del criterio que se utilice. Todos sabemos que ahora comenzará un baile de cifras entre la organización, que llevará al alza los números, y la delegación del gobierno de las diferentes provincias, que rebajará los datos reales. No hay forma empírica de conocer cuál ha sido el seguimiento de la huelga, cuestión que además no está directamente asociada a si estamos ante un éxito o un fracaso. Los indicadores de consumo eléctrico y de paralización de la actividad productiva pueden variar según otros factores y no son comparables directamente a los de otras épocas o manifestaciones. Tampoco existe forma precisa de cuantificar el número de asistentes a las manifestaciones. En definitiva, estamos ante una tarea complicada que se presta a interpretaciones interesadas.

Mi opinión es la siguiente: la huelga y las manifestaciones han sido un éxito porque han permitido la convergencia en la acción de numerosos colectivos que antes luchaban -si lo hacían- por separado. Y eso tiene implicaciones políticas muy importantes que me gustaría señalar.

No todo el mundo ha ido a la huelga, y ni siquiera la gente de izquierda en su totalidad ha podido o querido participar en ella. Esto atiende a dos razones fundamentales: el número de parados es tan grande que el miedo a perder el empleo se ha disparado, especialmente con las nuevas normas laborales ya vigentes; y la batalla ideológica se ha perdido en las últimas décadas, con lo cual mucha gente ha interiorizado un discurso ultraconservador y reaccionario que identifica la movilización social con obstaculización al normal desarrollo de una economía.

Pero por otra parte la huelga ha puesto de acuerdo, de facto, a organizaciones sociales que antes han operado aisladamente. La inmensa mayoría de sindicatos (CCOO, UGT, CGT, CNT, Ustea, etc.) han estado presentes en las manifestaciones y han estado también en los piquetes, trabajando conjuntamente. Los partidos políticos de izquierdas también han estado al pie del cañón. Siendo Izquierda Unida el partido más grande y visible en la huelga, también han estado el PCPE, Equo, Izquierda Anticapitalista e incluso muchos afiliados y cargos públicos del PSOE (si bien la ejecutiva federal de este partido desaconsejó participar en la huelga y sugirió limitarse a los gestos). Todo esto refleja, más allá del seguimiento preciso de la huelga, que se ha creado un polo de resistencia que aglutina al sector mayoritario de la sociedad.

Y digo sector mayoritario porque el Partido Popular ganó las elecciones con el 44% de los votos, pero su reforma laboral no cuenta con la aprobación de sus votantes (porque no estaba en su programa electoral, el cual aseguraba en muchos puntos lo contrario -como en lo referido al coste del despido-). Y muchos de los que han ido a trabajar son simpatizantes o incluso militantes de sindicatos o partidos que están movilizando a sus bases sociales. Esto significa una presión creciente sobre el gobierno y sus políticas de recortes y anulación de derechos laborales.

La huelga no puede perseguir sólo la derogación de la reforma laboral, sino que tiene que ir mucho más allá. Se trata de generar un polo de concienciación social que obstaculice las políticas de derechas que aplican desde la Unión Europea y el Gobierno de España. Lo cual es el paso imprescindible para tomar el poder y poner en marcha políticas alternativas. Este es un proceso lento, pero que ha comenzado ya al poner a tantas organizaciones de acuerdo en un mismo objetivo concreto.

Por estas razones no creo que sea importante el número preciso de manifestantes -que según mi impresión ha sobrepasado todas nuestras expectativas- sino el fondo de la cuestión. Tenemos a la gente movilizada de nuevo y se trata de seguir poniendo piedras en las ruedas de una bicicleta que nos lleva a la sociedad al desastre absoluto.

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1 comentario:

  1. Gracias a los compañeros libreros de La Librería de Cazarabet - Mas de las Matas.

    Cazarabet Indignado 30 - 1 de abril de 2012

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