[Rio+20]
Por una cumbre preñada de economía ecológica
9 de marzo, por Ecologistas en Acción
Sumario:
- Rio+20, p1
- El Gobierno español se apunta al (...), p2
- Mal empieza el camino hacia Río+20, p3
- Nos movilizamos junt@s camino a (...), p4
Por un Río+20 preñado de economía ecológica
Cuando faltan 100 días para el inicio de la Cumbre de Río+20. El eje central de dicho encuentro va a ser la economía verde. Frente a ese concepto etéreo, Ecologistas en Acción plantea el mucho más claro y definido de economía ecológica.
La economía ecológica es una materia que tiene un cuerpo desarrollado desde hace años. De este modo, Ecologistas en Acción estará trabajando en la preparación de Río+20 para que el concepto de economía verde que salga de la cumbre sea el que se adapte a la economía ecológica y no a las necesidades de las multinacionales.
Algunos de los principios fundamentales de la economía ecológica son:
Cerrar los ciclos de materia: En la naturaleza no existe el concepto de residuo, los deshechos de unos seres vivos se convierten siempre en el alimento de otros, de manera que los procesos no están linealizados sino que se cierran en ciclos. El metabolismo económico actual, en contraste, no cierra los ciclos, sino que los linealiza.
Evitar los xenobióticos (los contaminantes): Para que los ciclos de la materia se puedan cerrar es imprescindible no introducir en ellos contaminantes que impidan este cierre. Esto se traduce en adecuar las sociedades y sus actividades a la capacidad del planeta para asimilar los contaminantes y residuos de forma sostenida en el tiempo.
Acoplar nuestro uso de recursos a los disponibles: Este criterio está íntimamente relacionado con los conceptos de límite y justicia, con entender que vivimos en un planeta de recursos limitados. Solo con una disminución drástica del consumo en las regiones sobredesarrolladas permitirá el necesario aumento en las empobrecidas.
Centrar la producción y el consumo en lo local: Es necesaria una minimización del transporte, puesto que lo que llamamos contaminación consiste, generalmente, en una enfermedad del transporte de los ecosistemas. Esta idea supone la necesidad de tender paulatinamente hacia la autosuficiencia desde lo local.
Energía justa y solar: El sistema energético debe estar centrado en el uso de la energía solar en sus distintas manifestaciones (sol, viento, minihidráulica, biomasa...). Pero no solo es importante usar energía de origen solar, sino que también es clave utilizar únicamente la necesaria. Los sistemas, cuando utilizan poca energía, no son capaces de mantenerse ni reproducirse. Sin embargo, si consumen un exceso de energía, se desordenan y entran en situaciones caóticas. Esta es la situación de las sociedades humanas en la actualidad.
Potenciar una alta diversidad e interconexión biológica: La principal estrategia para aumentar la seguridad y la supervivencia de la vida ha sido hacerla más diversa, cambiante y moldeable. La alta diversidad e interconexiones en la naturaleza tienen un correlato en el plano social: la vida conjunta de muchas personas diversas y con muchas redes de intercambio y comunicación entre ellas como salvaguarda de la variedad cultural.
Tener una “velocidad de vida” acoplada a los ciclos naturales: Muchos de los problemas ambientales que se están produciendo tienen más que ver con la velocidad a la que se están efectuando los cambios, que con los cambios en sí mismos. En este sentido hay que volver a acompasar nuestros ritmos con los del planeta. Esto se traduce, por ejemplo, en olvidar los trenes de alta velocidad y los tomates en invierno.
Actuar desde lo colectivo: En la naturaleza, para su evolución, ha sido mucho más importante la cooperación que la competencia. No somos seres independientes, sino profundamente interdependientes. La actuación desde lo colectivo se transpone en la vida social como una gestión democrática de las comunidades y sociedades.
Incertidumbre insalvable: No solo vivimos en un planeta de recursos limitados, sino que el ser humano también lo es. No somos omniscientes ni omnipotentes. Es imposible que no cometamos errores. Desde esta perspectiva surge otro principio rector que sería el de precaución, que postula que no se deben llevar a cabo acciones de las que no se tienen claras las consecuencias, como generar residuos radiactivos que seguirán emitiendo durante miles de años o liberar transgénicos sin saber que consecuencias tendrán para el entorno.
Documentos adjuntos
- Position Paper Rio+20 (PDF – 221.3 KB) - Informe en Inglés
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