EDUCACIÓN, capitalismo y VIOLENCIA ESCOLAR

EDUCACIÓN Y CONFLICTO EN LA SOCIEDAD GLOBAL DE NUESTROS DIAS

Bilbao, Mayo de 2003. Mikel Orrantia

Vivimos un mundo de conflictos en una fase en la que lo global (poder de las transnacionales y de USA) predomina sobre lo local (necesidades de desarrollo sostenible en cada rincón del planeta y en nuestro entorno más próximo) y lo influye hasta determinarlo, al margen y, muy a menudo, en contra de sus intereses propios. La educación, la enseñanza, no puede en modo alguno escapar a esta situación. Estan determinadas por ella.

La escolarización masiva nace en los estados modernos como una forma de responder a la creciente necesidad de la Industria y el Estado de disponer de un numero suficiente de personas cualificadas y de encuadrar a las poblaciones dotándolas de un sentido de pertenencia nacional por medio de un lenguaje y una historia común a los habitantes de un territorio 'nacional' concreto. Ese papel, convierte a la Escuela en un elemento vital de las políticas del poder de dominio, de clase que se apoya en la ideología nacional y en la idea religiosa y/o política.

La grandeza y la miseria de la escuela moderna se concentra precisamente en las oportunidades que abre de ilustración y forja de una cultura y opinión propias a los ciudadanos, y, por otro lado, de manipulación de la cultura y de la memoria colectiva, en el encuadramiento de masas del Estado Nación de poder dominante capitalista y de adscripción religiosa. Por eso el monopolio de la enseñanza por parte del Estado ha sido una batalla ligada a las opciones políticas; En los países desarrollados occidentales, a medida que avanzaba el poder político y económico de las izquierdas, ocupando estatus en los aparatos de administración publica y del Estado democrático, las fuerzas conservadoras reaccionaban e intentaban contrarrestarlo con la enseñanza privada, religiosa, subvencionadas con dinero publico. Al mismo tiempo, han sido las iniciativas de enseñanza libres, de tipo progresista, las mas perseguidas por la reacción derechista.

La escuela sigue siendo campo de batalla en la España de nuestros días: El Estado Autonómico constitucional ve, en medio de un conflictivo debate, como cada autonomía, y las denominadas “históricas” en primer lugar, intentan estructurar y consolidar modelos de enseñanza en los que, principalmente, el contenido de las asignaturas “humanistas” (sobre todo la lengua y la historia) buscan reproducir o recrear la base cultural propia y distinta a la del conjunto del Estado Nación España.

Vivimos un periodo histórico en el que el Estado ve como parte de su poder se “disuelve” por un lado, ante el empuje de la globalización y la formación de nuevos complejos estato-regionales (la UE en nuestro entorno), para hacerla frente, y, por el otro, ante la demanda ciudadana de descentralización del poder con su regionalización.

La Escuela y la educación como 'socializadoras' de las personas, conformadoras de cultura, de “sentido común” y, por lo tanto, de modelos ciudadanos de comportamiento de masas, se encuentra en el ojo del huracán y en estado permanente de crisis. El modelo estructural de Poder de Dominio está en crisis: la Escuela también, obviamente.

A esta situación, debemos añadir el tremendo desafío que para el sistema escolar supone la integración cultural y la enseñanza que, mas intensamente, desde hace unos años, se ve en la obligación de impartir a masas crecientes de población inmigrante, desplazada a los países mas ricos como respuesta a la miseria (pobreza, falta de oportunidades, explotación y opresión inmisericorde…) en sus lugares de origen, debido, entre otras cosas, a los efectos de las políticas ligadas ala globalización financiera, del dominio transnacional de las materias primas y de la explotación de las riquezas y oportunidades locales, incluidos lo bajos costes de la mano de obra en los países subdesarrollados y la falta de la misma a costes asumibles por el sistema capitalista dominante, en los niveles inferiores de las necesidades de producción, distribución y servicios, en los países mas desarrollados.

Si tenemos en cuenta que, dentro de nuestras ciudades, en España y los otros países desarrollados de la OCDE, existen igualmente “terceros mundos”, bolsas humanas de miseria y marginación; que, la incultura (que se manifiesta, por ejemplo, en la falta de capacidad de discernimiento adecuado ante la calidad o no de un programa de TV, la manipulación propagandística y conductual de los contenidos de los relatos mediáticos, etc…) es aun una lacra excesiva y determinante, y que la marginación de volúmenes crecientes de población es fuente de conflictos… Comprendemos que la Escuela no puede escapar a la violencia que define el propio sistema capitalista en el que vivimos las democracias occidentales.

Alumnos que llegan a edades avanzadas de la adolescencia y juventud prolongan su estancia en la escuela, al encontrarse sin salida laboral al mundo del trabajo, al tiempo que alargan su estatus dependiente de la familia… Todo ello en un marco de marginación, fracaso escolar e inadaptación como el descrito, proclive a la generación de conductas violentas.

La escuela es el receptáculo de situaciones que le son ajenas, si se concibe como lugar de enseñanza y aprendizaje, de educación y socialización para la convivencia en paz y libertad. Pero se ve constreñida a enfrentarse a la realidad. Una realidad, que varia de una zonas a otras de nuestra geografía y de nuestros barrios, pueblos y ciudades.

Como en cualquier otra profesión, los profesores, maestros y enseñantes en general hacen compatible su vocación con la planificación de su propia carrera profesional; los mejores, aquellos que además tienen oportunidades de mejora, se desplazan o tienden a hacerlo, hacia las escuelas mejor dotadas, donde es mas cómodo y esta mejor pagado y tiene mas prestigio el ejercicio de la profesión. Concentrándose en núcleos geoestrategicos y poblacionales privilegiados y limitados, por lo tanto, al acceso universal de la ciudadanía a una enseñanza de calñidad, esta limitado por la incapacidad del propio sistema de dominio para unioversalizar los bienes y su usufructo.

Algunos ciudadanos saben de esto y cuidan, si pueden, que sus hijos lleguen a estos lugares privilegiados donde se les asegurara una alta competitividad y preparación para hacer frente a las oportunidades que les brinde la vida y condiciones optimas; otros ciudadanos tendrán que conformarse con aquella enseñanza que les quede mas a mano y les resulte mas asequible, independientemente de sus capacidades…

El sistema capitalista dominante es cruel y malgasta enormes capacidades humanas, de aquellas que nunca sabremos si habrían podido llegar a contribuir decisivamente a formar seres humanos capaces de resolver alguno de los problemas mas acuciantes de la humanidad contemporánea, como el cáncer, o “la paz perpetua” (Kant).

El sistema capitalista es terriblemente ineficiente y derrochador, pero se reserva para sus acolitos mas distinguidos los mejores bienes y lugares privilegiados, excluyendo necesariamente del reparto a la inmensamayoria de los ciudadanos, y catalogandoles de gandules e incapaces, por no lograr el exito economico y el reconocimiento social... que nuncfa podran alcanzar, pues así es el capitalismo.

Hay violencia porque hay desigualdad extrema y porque el bienestar no puede llegar a todos en un sistema que se basa precisamente en la existencia y administración de esa desigualdad para sobrevivir.

La Escuela vive en ese sistema y no puede escapar a el. Hay soluciones mejores y peores, pero “la solución”, si la hay, pasa por comprender en que mundo vivimos y asumir el reto democrático de buscar un desarrollo sostenible igualitario y libertario, basado en la universalidad de la justicia, la fraternidad y la libertad, por lo tanto del acceso universal a la cultura y a la enseñanza en un marco de respeto de cada persona y grupo humano que preserve la diversidad, biológica y cultural, como elemento esencial relacionarse entre las diversas formas de vida, en un mundo que merezca la pena.