miércoles, 11 de febrero de 2009

Los verdaderos intereses de Obama en Afganistán

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Mikel Orrantia


AFGANISTAN: EE.UU. / RUSIA - 2 de febrero de 2009

Los verdaderos intereses de Obama en Afganistán


Si lo que EE.UU. busca es por un lado debilitar al máximo a los insurgentes islámicos para luego establecer un pacto que favorezca más a Washington y en segundo término imponer una mayor presencia militar norteamericana para persuadir al principal competidor energético de la región, Rusia, junto con su aliado chino, la fórmula más estratégica es la que está implementando el presidente Obama: duplicar la cantidad de soldados y de bombardeos sobre la frontera afgano-pakistaní.

Por Maximiliano Sbarbi Osuna (publicado en el diario BAE el 2/02/09)

Es sabido que la solución de la guerra de Afganistán no se encuentra en el terreno militar. La intrincada red de etnias, intereses políticos y económicos de la región complican aun más el panorama.

La anunciada intensificación de bombardeos sobre áreas pobladas de Pakistán y Afganistán por parte de los aviones estadounidenses no tripulados Predator sigue cobrando víctimas civiles e intensificando el odio entre los pobladores locales y los gobiernos de esos dos países aliados de Washington.

Si el objetivo es evitar más muertes innecesarias, la clave sería promover un diálogo entre los ocupantes – la OTAN y EE.UU. – con los talibanes, el gobierno afgano y la presencia inevitable de los líderes de los clanes, tal como ha hecho el presidente de Afganistán, Hamid Karzai.

Pero, si lo que se busca es por un lado debilitar al máximo a los insurgentes islámicos para luego establecer un pacto que favorezca más a Washington y en segundo término imponer una mayor presencia militar norteamericana para persuadir al principal competidor energético de la región, Rusia, junto con su aliado chino, la fórmula más estratégica es la que está implementando el presidente Obama: duplicar la cantidad de soldados y de bombardeos sobre la frontera afgano-pakistaní.

A punto de expirar el mandato de Karzai, EE.UU. comenzó un proceso de abandono del apoyo a Kabul por dos razones. La primera es la búsqueda del gobierno afgano de un proceso concreto de paz con los talibanes ante su crecimiento en 2008 en lugar de incrementar la ofensiva bélica, por la presión de los líderes tribales que gobiernan desde hace siglos las regiones montañosas de Afganistán y que desconocen la frontera con Pakistán.

En segundo lugar, la predisposición de Karzai de incluir a Rusia en la compra de armas y en la reconstrucción del país, fue lo que más irritó a los halcones del Pentágono, que no se han ido con Bush sino que continúan durante la administración Obama, que ni siquiera cambió al ministro de Defensa.

EE.UU. se ve obligado a cambiar de estrategia si quiere mantener la influencia en el transporte de recursos en Asia Central y del Sur, debido a que los crecientes ataques de los talibanes hacia las bases de la OTAN y a los vehículos que transportan lo pertrechos militares desde el vecino Pakistán, fuerza a Washington a buscar una ruta alternativa de suministro de armas.

El itinerario que parte de Pakistán abastece a las tropas que luchan en Afganistán del 80 % de sus suministros bélicos. Ante el incremento de los ataques, esta ruta se considera insegura.

Pero la mayor amenaza de EE.UU. proviene de Moscú. Diez días atrás el jefe del Comando Central de las fuerzas estadounidenses, el general David Petraeus visitó cuatro países de Asia Central, que se encuentran dentro del área de influencia directa de Rusia, para intentar persuadirlos de utilizar sus territorios para enviar armas a los soldados en Afganistán.

La nueva y costosa ruta iría desde el Mar Negro, atravesaría los territorios de Georgia y Azerbaiyán, cruzaría el Mar Caspio y llegaría a Kazajstán para luego, en el mejor de los casos, atravesar Uzbekistán y de ahí cruzar la frontera hacia Afganistán. Sin embargo, desde 2005 las relaciones entre Uzbekistán y EE.UU. han ido deteriorándose cuando el dictatorial gobierno uzbeko se acercó a Rusia y a China y obligó a Washington a desalojar la base que utilizaba en su territorio, lo que convirtió a Pakistán en el mayor abastecedor de armas.

Si no se llegara a revertir las tirantes relaciones con Uzbekistán, la ruta seguirá desde Kazajstán, continuaría por Kirguizistán y llegaría al pro ruso Tayikistán, para luego ingresar en Afganistán, lo que la encarecería aun más.

Ambas rutas fueron criticadas por Moscú, lo que pone en evidencia el objetivo real de la guerra de Afganistán: la lucha por la extracción y el transporte de los voluminosos recursos de hidrocarburos desde el Mar Caspio hacia Pakistán e India, cuyas industrian se encuentran en expansión y tanto Washington como Moscú pretenden ser los abastecedores de la energía.

EE.UU. ya inició el deshielo con Rusia y desaceleró la construcción del escudo antimisiles en Europa Oriental, como gesto de buena voluntad, para convencer a Moscú de que acepte la nueva ruta por su tradicional zona de dominio. En el mismo sentido la reunión de la OTAN con Rusia del lunes pasado tuvo como objetivo retomar la diplomacia interrumpida luego de la guerra de Georgia de agosto pasado.

Tras siete años de guerra, la voluntad de diálogo de un sector de los talibanes y de la sociedad afgana está planteada. Tayikistán logró conciliar entre islámicos moderados y ex comunistas y formar un gobierno de coalición que gobierna desde 1997. Ese sería el modelo a seguir.

Pero, tanto Rusia como EE.UU. quieren ser parte del nuevo Afganistán, por eso cada uno está moviendo sus piezas. Rusia promueve el proceso de paz y EE.UU. busca intensificar la ofensiva para disuadir a los talibanes y a Moscú y lograr imponer su presencia en esta estratégica región.

Maximiliano Sbarbi Osuna

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