miércoles, 24 de junio de 2009

GRITOS y PALABRAS QUE IHEREN

Salud.
En 'artelista' acabo de ver esta obra que aporto aqui debajo a mis lectores. Me ha gustado: las palabras pueden ser dadas, compartidas, arrojadas a nuestro interlocutor... y pueden herir y gravemente...
Mikel Orrantia


src="http://www.artelista.com/images/obras/fichas/5/2/2/7226012227885418.jpg"
border="0"
alt="El cortejo - Rubén Darío Delgado Pérez - artelista.com"

Añado un poema sobre el asunto en cuestión:

Sestao, en la madrugada del 11-07-1999

PERDÍ LA VOZ, AMIGO

Y sin embargo estabas junto a mi.
Perdí la voz gritando y no llegaste a oírme.
Mis palabras chocaban con las tuyas, sin oírnos.
Como ogros tronantes, gritando sin oírnos: mudos a gritos.

Me quede sin voz, a gritos; amigo compañero.
Y no fue por defender tus ideas (ni las mías, ¿ o si ?);
sino por hacerme oír; entre el ruido de los gritos de todos: como tu,
sin oírnos... Diciéndonos a nosotros mismos: como gallos...

Perdí la voz, amigo - compañero.
Y no fue (o quizá si, también) por defender ideas
sino por gritarte aquello que en un susurro habría podido sugerirte
para ser escuchado sin espanto, ni reto, ni rechazo.

Perdí la voz, amigo - compañero, y con ella la razón
de mi palabra y de mi idea, a gritos...
sin voz y sin razón... y sin ideas.

Fue por gritar a voces estentóreas,
aquello que entre amigos, compañero,
con un susurro, mejor hubiese sido
escuchado y oído: con ideas, amigo compañero, y con voz.

Mikel Orrantia Diez. “Tar”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario