LA PIEL
HERIDA
Forua,
23 de noviembre de 2011
Mikel
Orrantia Diez -Tar
Se nota,
en la piel y hasta en los huesos,
el invierno de la crisis.
¡Veo, presiento, tanta desesperanzada angustia!
Castiga mi espíritu con la melancolía.
Hace ya varios inviernos
que miro desolado por la ventana,
esperando ver salir el sol de la Primavera…
¡Somos tantos! ¡tan quietos! ¡tan errados!
¡No hay dios sin sol para los desheredados!
¡No hay techo para la familia desahuciada!
¡No hay trabajo ni para el joven bien preparado!
¡No hay pan ni jamón ni vino en la mesa del parado!
¡No hay alegría de vivir y compartir!
¡No hay cultura sin pan, ni trabajo, ni primavera…!
Solo pena y desesperanza…
Han llegado los bárbaros.
Esquilmado nuestros bienes y futuros.
Anegado con nuestros llantos las ilusiones de nuestros
hijos y nietos…
Pero,
Que piensen, si que piensen,
que siempre ha salido el sol tras la tormenta…
y que vendrán otras primaveras.
Y,
quizá, quizá,
lo paguen caro.
Con sus riquezas exclusivas y excluyentes.
Con justicia, libertad y solidaridad para todos.
O, bien,
si, tal y como sucede,
queda,
la esperanza del eterno excluido de las migas de la mesa
del rico
y la de su sirvo fiel
que teme a la libertad e ignora la dignidad y la rebeldía.
Que piensen que
después del frío y gris invierno,
de cadenas, porras, botes de humo y sangre generosa de
rebelde,
Siempre ha habido cálida y colorida primavera.
Aunque, cierto,
a veces, solo a veces,
pero muchas veces,
haya estado teñida de la sangre de culpables e inocentes…
Plagada de las revueltas de la cólera de hambrientos
Reclamando pan y dignidad y un mundo nuevo…
Con mas democrácia y libertad.
¡Cuánto inútil sufrimiento!
El que origina el catastrófico capitalismo ‘escorpión’ que
nos (des)gobierna!
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